miércoles, julio 26, 2006

Sólo se vive una vez: Felix

[...]Hay ausencias que triunfan
y la nuestra triunfó.
Amemonos ahora con la paz
que en otro tiempo no faltó.

Y cuando yo me muera,
ni luz, ni llanto, ni luto,
ni nada más.
Aquí junto a mi cruz,
tan solo quiero paz.


Ambos fumabamos, sentados uno frente al otro, la tarde aún era caliente, el sol resplandecia sobre la arena, y todo era luminoso, las olas feroces se estrellaban sobre la orilla con su rugido implacable. El viento nos llegaba salado y húmedo, de otros lugares y tiempo. Fumabamos tranquilos, como si de pronto hubieramos surgido debajo de aquellos tenderetes de hojas de palmera, como si allí mismo hubieramos empezado a existir y a respirar. De pronto se acercó Felix, su piel morena y cubiera de arrugas profundas, contrastaba con el blanco de su camisa y pantalón. - ¿No quere que le toque algo?, allí esta mi hija la enana - Dijo mientras miraba una destartalada guitarra recosatada sobre el tronco de una palmera. "Hay ausencias que triunfan y la nuestra triunfó..."

Ahora, que lo veo en retropectiva, pienso que no pueden existir palabras más precisas:

Sólo tú, corazón,
si me niegas tu amor,
una lágrima llevame por última vez.
En silencio dirás una plegaria,
y por Dios, olvidame después.

Es curioso como a veces un desconocido parece ser una especie de profeta, como si todas las cosas te estuvieran tratando de decir algo. Yo solo quiero paz

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