sábado, abril 29, 2006

Tu bien sabes que te escribo a ti.

Edith.
Me he tardado mucho en escribirte. mas bien no queria hacerlo, ni ahora tampoco quiero, pero es necesario. El solo hecho de escribir tu nombre, el solo hecho de pronunciarlo, representa mucho mas de lo que aparenta. Es como si cada una de las personas que leyeran tu nombre, te inventaran, como si te multiplcaras cada vez que alguien pronuncia las cinco letras de tu nombre, como un sonido que resuena mas alla de sus oidos. Como si le pertenecieras a ellos. Y no, sólo me perteneces a mi.
Quizá esa es una forma egoista de ver las cosas, pero solo quizá. A mi no me importa si el mundo te conoce o si alguien se pregunta quién eres, de qué color es tu cabello, cuántos años tienes, por qué es que te quiero. Me basta con que tu lo sepas, no de que color es tu cabello, sino que te quiero.

Por eso te digo estas cosas, por convicción, porque todas las cosas que yo quiero que sepas, ya te las he dicho, fuera de los ojos del mundo. Y es cierto, escribo sobre todas las cosas absurdas del pasado, me has reprochado eso, lo que no entiendes es que por cada una de sas cosas, volteo y te miro a ti, en mi presente.

No te puedo escribir otras palabras, porque seria como engañarte, como envolverte para un regalo fino y costoso, un regalo que no se abre, y no, yo no quiero un modelo, yo te quiero tan viva, como a carne viva, dolorosa y ardiente.

Es chistoso que yo empiece justo en el silencio, que tu empieces con ese mismo silencio. entiende estas palabras, son pocas, pero son tuyas.