domingo, marzo 26, 2006

De como pasa el tiempo

Hace casi dos años escribi unos viejos versos:

Yo te digo esto,
Con la carne viva quemada por el sol y sal,
Por el rocío lacerante y húmedo de tu mirada lejana.
¿Dónde estás? Es la pregunta perpetua
de mis labios salados.
Toda tú, también, sabes a sal,
tu beso silencioso de ojos cerrados,
la corona de tus senos,
el hueco de tus brazos,
el palpitar de tu corazón
en la punta de un dedo de tu mano
.

Y es como si aquello, tan lejano y distante, perteneciera a otra persona, como si se tratara de otro océano, de otra piel que nada tiene que ver conmigo. y sin embargo, los releo y sé que los escribí para ti, pero no puedo recordar por qué. Volví hace ocho días y la brisa, la arena, la sal, la luz inmensa, todo era tan parecido y distante a la vez, y me miro ahora, alli, parado frente al mar de la tarde, como si el que nunca hubiera existido fuera yo.

Y ahora no tengo nada que escribir, o mejor dicho, no tengo nada que escribirte ni a ti, ni a ella. Es como estar siempre en el mismo punto de partida, un punto cada vez mas lejano, como esas huellas sobre la arena que no dejan rastro de mi existencia.
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Puedo recordar muchas cosas de M, por ejemplo las noches que faltabamos a clase de historia y caminabamos bajo las luz ámbar del alumbrado público, entre los charcos, residuos de la lluvía vespertina, la tarde en aquella jardinera de piedra rojiza. Pero sobre todo, recuerdo la mañana fría y azul, su mano blanca y fina entre mi mano, sentados en aquella banca del parque en que dijo no (por cierto, también recuerdo aquella tarde), el sol tibio y el viento que olía fresco y reposado, como una nueva vida, recuerdo las flores lílas que tapizaban la acera del colegio, esas pequeñas flores en forma de campana que siempre me hacen recordarla, es curioso como uno se aferra a esos pequeños objetos, como si en ellos se resumiera la escencia de las cosas y momentos importantes: Melissa-Jacaranda. Ya nada es igual, sólo las flores que me traen a la memoria la sensación de un recuerdo, su recuerdo.
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Terminé de leer Justine y te leí aquel pasaje que define en lo que nos hemos convertido, tuvieron que pasar 8 años para que sentado frente a ti cobraran significado esas palabras, sólo hasta hoy.
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Corazón bajo la sombra de una mano,
has de latir sin sangre,
ya sabes todo: lo que nunca dirás.
Has renunciado,
al cuerpo de mujer desparramado
sobre una cama de espinas sin heridas.
Dejaste de sonreír
cuando se quebró de un golpe tu latido,
sigues siendo bufón sin rey,
ala sin pájaro moribundo,
flor marchita sin destino,
mi mano sólo escribe
el recuerdo de tu piel desnuda,
todo ha de parecerse al olvido.

Floreces,
entre sendero de piedras,
lágrimas de mañana,
frío viento que aconseja tus mejillas,
ya no vienes a mis brazos
(esa esperanza se ha ido,
cuando dejaste tu nombre sin mi voz),
cansado tu cuerpo,
no soy refugio;
ese paraíso inventado
escapó de tu odio insostenible
por el mundo.
Has querido el silencio,
éste no es un reclamo
de las cosas que no se han dicho:
carta en la botella de ningún náufrago.

Terminaron en el viento
tus pétalos marchitos sin destino,
tu voz que poco a poco
fue muriendo,
fragmentos rotos de dichas sin camino.

A esta hora del invierno,
cuando la noche
ha caído sobre las ciudades,
lo imperdonable se hace más terrible,
cómo un océano de viento anhelante
que trae a la memoria los recuerdos,
acantilado oscuro sobre el que yace
tu roto cuerpo.

Tus olas implacables
revientan pasajeras
cada voz de mis palabras sin tu oído,
viento sin murmullo de palabras
bajo luna de noviembre.

Una vez más

Una vez más,
todo se vuelve realidad,
esa realidad lenta y aletargada,
este dolor caliente y asfixiante,
aquí se acaba el aire,
las flores marchitas
terminan por suspirar.
Es esta muerte pudriéndose,
este caminar por la calle
donde tu aroma deja de existir.

Aquí muero, una vez más,
cansado y solo y triste y moribundo,
con solo un pedazo de papel y estas letras
las mismas letras de siempre,
que tan solo saben llorar por ti.

Allá afuera, y aquí adentro,
el tiempo ha alentado
su paso insospechable,
esa marcha de muerte,
este túnel oscuro y sin aire.
Una vez más la soledad
es ese parpadeo intermitente,
ese sueño perpetuo.
No hay salida
de este laberinto ardiente,
de esos tus ojos
en el otro asiento del vagón.

Aquí se queda, una vez más,
el silencio de tus manos sosteniéndose,
tu anónima existencia,
todo transcurre rasgando el aire,
ese sopor sobre la ciudad nocturna
que no muere,
que late desesperadamente,
como esos suicidas que se desangran,
como esos campos que arden perpetuamente
en medio de cenizas.

martes, marzo 07, 2006

Batallas

Sí vendrás,
cuando mi alma ya esté lista,
cuando mi cuerpo esté curado
de viejas heridas...

Sí vendrás, porque sin ti no existe nada,
porque el amor es la batalla,
más bella de la vida
- D. de Kalafe -


"¿Sabes de qué me di cuenta K?
Que para amar hay que ser valiente...
no cualquiera ama, porque no cualquiera es valiente..."

Estas palabras también las escribo para ti Sandra


Siempre que te escribo estas palabras, me pregunto qué piensas, qué es lo que pasa en ese lugar oscuro dentro de ti. tienes razón al decir que alimentas estas letras, porque lo que escribo es la parte que tú tocas dentro de mi, te escirbo esto porque no encuentro lógica ni razón, quizá es sólo que no puedo entender cuando simplemente dices no. Pero tú estás aquí adentro, latiendo dentro de mi, como la posibilidad absoluta de mi felicidad, mientras muchos hombres se pasan la vida tratando de descubrir que es lo que quieren, yo sólo te quiero a ti. No es que no pueda aceptar o comprender que no me amas. Lo que no entiendo es por qué.

Es cierto, no tiene caso luchar por batallas pérdidas, estoy empezando a creer que esta también lo está, pero aún así, ¿qué más puedo hacer?, no tengo nada que perder, ya todo lo he ganado, la certeza de que sin mi, tu sonrisa no es la misma, ni las noches frías afuera de tu casa en que miro tus ojos inmensos, ni la cocina, ni el gato, ni nada. Te gané a ti, sin que esto suene a trofeo.

No me da verguenza decirte que te amo, decirtelo mil veces, por las mil veces que dices que no me amas, muchos podran pensar que no tiene caso, que es doloroso decir te amo a quien no te ama, pero el amor no es algo que se esconde, pienso que el amor es una batalla, la unica batalla que sin importar el resultado, ya se ha ganado, sólo aquellos que estan dispuestos a amar lo transforman todo. Por eso mis victorias son sencillas, tu mano en mi mano, tus ojos que no me miran cuando los miro mirar a ninguna parte, tu mejilla que es mejor que tus labios, el olor de tu cabello, tus pasos. No importa que no me ames, yo me llevo esto. Bien podria susfrir como uno de esos que dicen amar en silencio, esos son tontos, porque los tesoroso no se esconden, porque las batallas no se ganan en la oscuridad. Es cierto, cada vez que dices no, algo dentro de mi se rompe, como una especie de marioneta sostenida por hilos invisibles, y cada vez que dices no, uno de esos hilos se rompe, hasta que no quede ninguno y de nuevo caiga en ese vacío oscuro y frío de mi soledad. Y entonces, quien habrá perdido todo no habré sido yo, sino tú.

De nada sirve sufrir por amor, ese fue el error de Romeo y Julieta, la mayoria de nosotros cree que hay que amar hasta la muerte, que el amor de nuestras vidas es aquel con el que morimos, cuando pienso que mas bien hay que amar para la vida, para vivir día a día, y que podamos irnos de este mundo como vinimos: sin nada.

Me hacen falta tus besos, y que me mires como yo te miro y que me ames, porque también necesito eso, que me ames, que seas feliz conmigo y por mi, esa sería la victoria absoluta de tu amor, no del mio, sino del tuyo: Que me ames sin importar si yo te amo o no.

domingo, marzo 05, 2006

...

...pero en mi playa, estará el sonido del mar
para ti rompen las olas del mar.
- E. Guerra -


Siempre que pienso en lo que quiero decirte en estas líneas, acuden a mi memoria las palabras precisas, como si tuviera una especie de objeto mitológico capaz de traducir mi silencio en palabras y sonidos que de algun modo tengan el singificado correcto de lo que siento por ti. Pero luego, cuando mis dedos comienzan a escribir letra a letra, cuando destejo la maraña de hilos que componen esta madeja, cuando sopeso el significado de nuestras conversaciones, es entonces cuando no me queda nada más que decir. Es como repetir mil veces las mismas cosas y aún así no llegar a entender su singificado. Y sin embargo esa frase repetida mil veces, con otras palabras y otros sonidos, son mil palabras y oraciones distintas que hieren y lástiman.

Ayer por fin entendí esta verdad, entendí por qué las cosas siempre llegan a lo mismo, y es que yo soy más feliz a tu lado, de lo que tu eres al mío. Te amo porque tú no me amas, y las cosas que para mi son trascendentes cuando estoy contigo, para ti no lo son.

Es cierto, no puedo pedirte nada de aquello que no estás dispuesta a dar, del mismo modo en que no puedo darte aquello que nunca pedirás. Y aunque no lo parezca, así es como existe eso que llaman equilibrio.Estas a punto de perderlo todo, y aún en realidad no estás perdiendo nada, eso es quizá lo que más me duele. Pero al menos vas a perder mi amor, mi amor que nunca ganaste, porque ya era tuyo desde antes.

No sè que más decir, a decir verdad nunca lo he sabido, porque contigo inventaba el mundo, un mundo perpetuo sin pasado ni futuro. Yo mismo nacia en tu sonrisa, en ese sonido de tu voz que rasga el viento, todas las cosas empiezan a existir cuando las nombras o cuando las miras.

Nunca me vas a amar. Que largo me resulta escribir esto, todo se queda imaginado, descrito en una especie de sueño, siempre me pides que sueñe estas cosas contigo, pero que nunca las haga realidad. No quiero preguintarte nada, porque para mi no existen dudas, yo solo conozco la verdad, y no me arrepiento de nada, porque para amarte no existe arrepentimiendo por aquello que haces o dejas de hacer.