sábado, mayo 28, 2005
Bolero
A una petición implicita de Lydia, me permito exponer este cuento (bastante malo) y quienes lo lean, podrán darse cuenta donde esta el fúsil.
“Tal vez sería mejor que no volvieras...”
Aquellas luces parpadeantes y tenues iluminaban por instantes los vasos, incontables ceniceros humeaban con las colillas de los cigarros agonizantes sobre las mesas, la voz de Salome temblaba sobre el escenario iluminado con aquella solitaria luz pálida que recorría su rostro ovalado y descendía por su cuello desnudo y delgado, adornado con el lunar único, miraba a ninguna parte entre los espejos sin memoria, con ese cuerpo frágil y delgado entallado en el vestido blanco de lentejuelas resplandecientes al contacto de la luz… “quizás fuera mejor que me olvidarás”. Nadie, o mejor dicho, casi nadie escuchaba el sollozo, casi imperceptible, de su voz al cantar aquella canción, después de todo, aquel era un lugar de sombras donde el aire moribundo de los cigarros impregnaba la piel y los recuerdos. Cinco años es tan poco tiempo, apenas unas mil ochocientos veinticinco noches, lo suficiente para que Juan Carlos pretendiera condenar al olvido aquellas lentejuelas, olvidar ese mundo que él pretendió construir sobre los cimientos de los tragos, de aquellos ojos tristes cegados por la luz, de su voz entonando siempre el mismo bolero: “volver es empezar a atormentarnos, a querernos para odiarnos sin principio ni final…”
Algo en su voz, en su cuello, en los ojos cafés que por un instante lo miraron, era distinto, cómo si después de todo ese tiempo, no fuera ella, sino otra persona, quizá había algo de cierto en ese pensamiento que Juan Carlos tuvo cuando las miradas de ambos se cruzaron, pero no era ella, ni él lo que había cambiado, sino todo lo que los rodeaba, porque dentro de ellos mismos y de esas paredes oscuras nada cambiaria nunca, estaban condenados a percibir las sombras de un mundo al que ya no pertenecían.
Todo aquello no era más que un montón de escombros malolientes entre unas paredes en ruinas a punto de derrumbase, pero aún así Alfredo Cabral decidió comprarlo al ayuntamiento a un precio muy bajo, más aún considerando que se encontraba en pleno centro de la ciudad, claro está que desde hacía mucho eran calles oscuras y perdidas dónde los días transcurrían lentos plagados de vendedores ambulantes, del ruido ensordecedor de los cientos, sino es que miles de personas que pasaban diariamente, entre la basura y el sol que caía a plomo sobre sus cabezas, pero de noche, era otra cosa, los traficantes de droga, las prostitutas apostadas en una esquina mientras el humo de sus cigarrillos invadía la penumbra, los borrachos dando pasos desequilibrados dejándose caer en cualquier sitio para dormir, nada de eso podía significar algo, eran solo los restos de algo que ya nadie recordaba.
Después de casi un año de remodelaciones en que Alfredo Cabral se convenció de que lo único sensato por hacer era demoler todo hasta que no quedara piedra sobre piedra, decidió abrir un bar, lo único que conservo fue el nombre del lugar, lo mando a construir con luces de neón color rojo: “El Bolero”, no solo porque aquel negocio era lo único medianamente decente que podía hacer, sino porque de todos modos en el día a nadie le hubiera interesado. Una pequeña pista de baile se extendía en el centro, las mesas altas y circulares cada una con cuatro sillas, en uno de los costados la barra y en el fondo una pequeña plataforma que servía de escenario para dos o tres músicos, guitarristas que solo tocaban boleros, y la cantante, pues Alfredo Cabral hacía honor al nombre de su establecimiento, además había unas pequeñas escaleras que conducían al segundo piso, allí estaban su oficina y también los cinco cuartos que tenia reservados para la clientela especial y las ocho prostitutas que él administraba.
Eran como las cinco de la tarde, la hora habitual en que Alfredo Cabral llegaba, bajo del taxi, miro alrededor y le pareció que nada había cambiado desde que mando a derribar aquella pila de escombros viejos, luego se percato de que ella estaba parada allí con el cabello castaño en forma de ala cubriéndole la mejilla, la miro a los ojos, ella le sostuvo la mirada.
– ¿Puedo ayudarla en algo? – pregunto él, sabiendo de antemano la respuesta.
– Quiero trabajar.
– Bueno, siempre hay lugar para una más – dijo recorriendo su figura con la mirada lasciva – pero pase, hablemos adentro.
Ella se mantuvo imperturbable y dijo:
– No, dígame si va a contratarme.
– Mira linda, sabes mejor que yo de que se trata esto, así que tú dices.
– Quiero cantar.
– ¿A caso crees que soy un descubridor de talentos?, no necesito una cantante y mucho menos una salida de quien sabe donde.
La dejó allí en medio de la gente y los coches y el olor espantoso de la ciudad, bajo el sol naranja de la tarde que poco a poco iba ocultándose, del mismo modo en que el sonido ensordecedor del mar en una noche de viento se va apagando conforme se aleja de él.
A las tres de la mañana todo estaba en silencio, Alfredo Cabral salió caminando con paso vacilante en medio de los mareos provocados por el alcohol, tenía la certeza de que su cuerpo no le pertenecía ya, sino que flotaba, aún podía oír, como un eco lejano, las notas de una canción cuya letra no podía recordar, de pronto, frente a él, como una visión, estaba la misma mujer que había visto en la tarde, por un instante le pareció ser solo una alucinación, le toco el rostro con la mano, ella la retiro suavemente y dijo:
– Es una bella canción.
Alfredo Cabral se sintió sorprendido, no tanto por la sospecha de que ella, de algún modo, le hubiera adivinado el pensamiento, sino porque no podía creer que siguiera allí. – ¿Cuál canción? – dijo aún sin poder coordinar sus pensamientos.
– Esa, la que estaba cantando. – La voz dulce parecía sonreírle.
– No estaba cantando ninguna canción.
– Claro que sí, “Tal vez sería mejor que no volvieras...” – su voz entonando aquella canción resonaba en el silencio nocturno de un modo sobrenatural, como si el tiempo se hubiese detenido.
– Sí, esa es la canción, pero no la estaba cantando, no podía acordarme de la letra, ¿cómo supiste? – dijo sintiendo que un espasmo frío le recorría el cuerpo.
– Se te veía en los ojos.
Él la miro un instante y dio medio vuelta, un taxi se detuvo, siempre lo hacía a la misma hora, abordó con dificultad y cerró la puerta. Por unos instantes, mientas el automóvil se ponía en marcha volteo a verla, su figura en medio de la noche fría parecía desvanecerse bajo el color ámbar del alumbrado publico.
“Nos hemos hecho tanto, tanto daño, que amor entre nosotros es martirio...” Ambos se miraron, porque lo sabían, Juan Carlos esperaba, anhelaba, que fuese distinto, y ella, Salome, con el sollozo casi imperceptible mientras cantaba aquel bolero, ya lo tenía decidido, no en ese instante, sino mucho antes, unas de las incontables veces en que él la esperaba a las cinco de la mañana, bajo el cielo apenas oscuro, entre el viento que pareciera ser el de otra ciudad, luego, cuando ella salía, era otra, todo era distinto, los pantalones de mezclilla, el cabello castaño suelto sobre los hombros, la noche anterior no era ni siquiera un recuerdo, moría junto con la oscuridad, esa misma muerte que día tras día ambos contemplaban desde la ventana del quinto piso en el departamento vacío en el que vivían, y eso era lo único, vivir, sin los remordimientos, sin la soledad de no saber , de no recordar cada noche.
– Larguémonos – dijo Juan Carlos suplicante, la veía a los ojos grandes y profundos, y ella lo supo, pero no se lo dijo, no había donde ir, lo miro – No – dijo.
El dolor de Cabeza era insoportable, Alfredo Cabral se miró al espejo, pensó, creyó pensar, que nada había pasado realmente, luego, sin saber, sin pensarlo, salio a buscarla, – Esto es una mierda – dijo para si, la basura se amontonaba sobre la cortina de la entrada, las luces neon estaban apagadas, supo que no iba a encontrarla, entró y se sirvió un trago, se quedo allí, sentado fumando, repasando con la mirada las paredes, había perdido la cuenta de las horas, no sabía si allá afuera aún era de día, no le importaba.
Poco a poco fueron llegando los meseros, los músicos, el ajetreo, Alfredo Cabral subió las escaleras con la intención de olvidarse del mundo, de cualquier mundo, se encerró en su oficina, un trago, un cigarro, de nuevo el mismo bolero, las mujeres aún no habían llegado, se recostó sobre un sofá, no oyó los pasos sobre el corredor oscuro, pero si los golpes tímidos sobre la puerta, casi como si no hubieran querido ser dados.
– Pasa – Ladro, sin siquiera incorporarse, seguía fumando. – ¿Qué quieres – dijo al mozalbete desaliñado.
– Ahí lo buscan señor –
– ¿Quién es?, si es el comandante, dale lo que pida y que se largue –
– No, es una señora, dice que lo conoce –
Tuvo la esperanza, presentimiento, de que fuera ella, bajo rápidamente, no se había equivocado, la miro detenidamente, el cabello sobre la mejilla, el pantalón ajustado, el rostro pálido, la nariz afilada, se acercó.
– Creo que fui descortés con usted ayer – Dijo él, ella le sostuvo la mirada, los meseros, los músicos, fingiendo estar desatentos mientras afinaban sus guitarras, la miraban
– Supongo que ya sabe a que vine – dijo serena, fríamente,
– Sí, lo sé, pero no necesito ninguna cantante.
– Yo no dije que la necesitara, solo le pedí trabajo.
– Y si no se me da la gana contratarla – Prendió un cigarrillo y se sentó sobre una silla, extendió los pies cruzados sobre la mesa, la desafiaba, nadie venia a decirle a Alfredo Cabral que hacer.
– Pues ya dirá – dio media vuelta y camino
– Espere – dijo él y se paro, la tomó del brazo y la miro a los ojos – Puede empezar hoy mismo – Arrojó la colilla del cigarro a sus pies y salió.
Sentado allí Juan Carlos recordó aquellos días, deseando que ella los recordara del mismo modo, Cabral, desde otra mesa, lo miro de reojo, levanto el cigarro humeante a modo de saludo, las ultimas notas de la canción se extinguían suaves en la voz entallada en el vestido blanco de lentejuelas, aplausos, Juan Carlos apuró el trago, Salome había dejado el escenario.
“Tal vez sería mejor que no volvieras...”
Aquellas luces parpadeantes y tenues iluminaban por instantes los vasos, incontables ceniceros humeaban con las colillas de los cigarros agonizantes sobre las mesas, la voz de Salome temblaba sobre el escenario iluminado con aquella solitaria luz pálida que recorría su rostro ovalado y descendía por su cuello desnudo y delgado, adornado con el lunar único, miraba a ninguna parte entre los espejos sin memoria, con ese cuerpo frágil y delgado entallado en el vestido blanco de lentejuelas resplandecientes al contacto de la luz… “quizás fuera mejor que me olvidarás”. Nadie, o mejor dicho, casi nadie escuchaba el sollozo, casi imperceptible, de su voz al cantar aquella canción, después de todo, aquel era un lugar de sombras donde el aire moribundo de los cigarros impregnaba la piel y los recuerdos. Cinco años es tan poco tiempo, apenas unas mil ochocientos veinticinco noches, lo suficiente para que Juan Carlos pretendiera condenar al olvido aquellas lentejuelas, olvidar ese mundo que él pretendió construir sobre los cimientos de los tragos, de aquellos ojos tristes cegados por la luz, de su voz entonando siempre el mismo bolero: “volver es empezar a atormentarnos, a querernos para odiarnos sin principio ni final…”
Algo en su voz, en su cuello, en los ojos cafés que por un instante lo miraron, era distinto, cómo si después de todo ese tiempo, no fuera ella, sino otra persona, quizá había algo de cierto en ese pensamiento que Juan Carlos tuvo cuando las miradas de ambos se cruzaron, pero no era ella, ni él lo que había cambiado, sino todo lo que los rodeaba, porque dentro de ellos mismos y de esas paredes oscuras nada cambiaria nunca, estaban condenados a percibir las sombras de un mundo al que ya no pertenecían.
Todo aquello no era más que un montón de escombros malolientes entre unas paredes en ruinas a punto de derrumbase, pero aún así Alfredo Cabral decidió comprarlo al ayuntamiento a un precio muy bajo, más aún considerando que se encontraba en pleno centro de la ciudad, claro está que desde hacía mucho eran calles oscuras y perdidas dónde los días transcurrían lentos plagados de vendedores ambulantes, del ruido ensordecedor de los cientos, sino es que miles de personas que pasaban diariamente, entre la basura y el sol que caía a plomo sobre sus cabezas, pero de noche, era otra cosa, los traficantes de droga, las prostitutas apostadas en una esquina mientras el humo de sus cigarrillos invadía la penumbra, los borrachos dando pasos desequilibrados dejándose caer en cualquier sitio para dormir, nada de eso podía significar algo, eran solo los restos de algo que ya nadie recordaba.
Después de casi un año de remodelaciones en que Alfredo Cabral se convenció de que lo único sensato por hacer era demoler todo hasta que no quedara piedra sobre piedra, decidió abrir un bar, lo único que conservo fue el nombre del lugar, lo mando a construir con luces de neón color rojo: “El Bolero”, no solo porque aquel negocio era lo único medianamente decente que podía hacer, sino porque de todos modos en el día a nadie le hubiera interesado. Una pequeña pista de baile se extendía en el centro, las mesas altas y circulares cada una con cuatro sillas, en uno de los costados la barra y en el fondo una pequeña plataforma que servía de escenario para dos o tres músicos, guitarristas que solo tocaban boleros, y la cantante, pues Alfredo Cabral hacía honor al nombre de su establecimiento, además había unas pequeñas escaleras que conducían al segundo piso, allí estaban su oficina y también los cinco cuartos que tenia reservados para la clientela especial y las ocho prostitutas que él administraba.
Eran como las cinco de la tarde, la hora habitual en que Alfredo Cabral llegaba, bajo del taxi, miro alrededor y le pareció que nada había cambiado desde que mando a derribar aquella pila de escombros viejos, luego se percato de que ella estaba parada allí con el cabello castaño en forma de ala cubriéndole la mejilla, la miro a los ojos, ella le sostuvo la mirada.
– ¿Puedo ayudarla en algo? – pregunto él, sabiendo de antemano la respuesta.
– Quiero trabajar.
– Bueno, siempre hay lugar para una más – dijo recorriendo su figura con la mirada lasciva – pero pase, hablemos adentro.
Ella se mantuvo imperturbable y dijo:
– No, dígame si va a contratarme.
– Mira linda, sabes mejor que yo de que se trata esto, así que tú dices.
– Quiero cantar.
– ¿A caso crees que soy un descubridor de talentos?, no necesito una cantante y mucho menos una salida de quien sabe donde.
La dejó allí en medio de la gente y los coches y el olor espantoso de la ciudad, bajo el sol naranja de la tarde que poco a poco iba ocultándose, del mismo modo en que el sonido ensordecedor del mar en una noche de viento se va apagando conforme se aleja de él.
A las tres de la mañana todo estaba en silencio, Alfredo Cabral salió caminando con paso vacilante en medio de los mareos provocados por el alcohol, tenía la certeza de que su cuerpo no le pertenecía ya, sino que flotaba, aún podía oír, como un eco lejano, las notas de una canción cuya letra no podía recordar, de pronto, frente a él, como una visión, estaba la misma mujer que había visto en la tarde, por un instante le pareció ser solo una alucinación, le toco el rostro con la mano, ella la retiro suavemente y dijo:
– Es una bella canción.
Alfredo Cabral se sintió sorprendido, no tanto por la sospecha de que ella, de algún modo, le hubiera adivinado el pensamiento, sino porque no podía creer que siguiera allí. – ¿Cuál canción? – dijo aún sin poder coordinar sus pensamientos.
– Esa, la que estaba cantando. – La voz dulce parecía sonreírle.
– No estaba cantando ninguna canción.
– Claro que sí, “Tal vez sería mejor que no volvieras...” – su voz entonando aquella canción resonaba en el silencio nocturno de un modo sobrenatural, como si el tiempo se hubiese detenido.
– Sí, esa es la canción, pero no la estaba cantando, no podía acordarme de la letra, ¿cómo supiste? – dijo sintiendo que un espasmo frío le recorría el cuerpo.
– Se te veía en los ojos.
Él la miro un instante y dio medio vuelta, un taxi se detuvo, siempre lo hacía a la misma hora, abordó con dificultad y cerró la puerta. Por unos instantes, mientas el automóvil se ponía en marcha volteo a verla, su figura en medio de la noche fría parecía desvanecerse bajo el color ámbar del alumbrado publico.
“Nos hemos hecho tanto, tanto daño, que amor entre nosotros es martirio...” Ambos se miraron, porque lo sabían, Juan Carlos esperaba, anhelaba, que fuese distinto, y ella, Salome, con el sollozo casi imperceptible mientras cantaba aquel bolero, ya lo tenía decidido, no en ese instante, sino mucho antes, unas de las incontables veces en que él la esperaba a las cinco de la mañana, bajo el cielo apenas oscuro, entre el viento que pareciera ser el de otra ciudad, luego, cuando ella salía, era otra, todo era distinto, los pantalones de mezclilla, el cabello castaño suelto sobre los hombros, la noche anterior no era ni siquiera un recuerdo, moría junto con la oscuridad, esa misma muerte que día tras día ambos contemplaban desde la ventana del quinto piso en el departamento vacío en el que vivían, y eso era lo único, vivir, sin los remordimientos, sin la soledad de no saber , de no recordar cada noche.
– Larguémonos – dijo Juan Carlos suplicante, la veía a los ojos grandes y profundos, y ella lo supo, pero no se lo dijo, no había donde ir, lo miro – No – dijo.
El dolor de Cabeza era insoportable, Alfredo Cabral se miró al espejo, pensó, creyó pensar, que nada había pasado realmente, luego, sin saber, sin pensarlo, salio a buscarla, – Esto es una mierda – dijo para si, la basura se amontonaba sobre la cortina de la entrada, las luces neon estaban apagadas, supo que no iba a encontrarla, entró y se sirvió un trago, se quedo allí, sentado fumando, repasando con la mirada las paredes, había perdido la cuenta de las horas, no sabía si allá afuera aún era de día, no le importaba.
Poco a poco fueron llegando los meseros, los músicos, el ajetreo, Alfredo Cabral subió las escaleras con la intención de olvidarse del mundo, de cualquier mundo, se encerró en su oficina, un trago, un cigarro, de nuevo el mismo bolero, las mujeres aún no habían llegado, se recostó sobre un sofá, no oyó los pasos sobre el corredor oscuro, pero si los golpes tímidos sobre la puerta, casi como si no hubieran querido ser dados.
– Pasa – Ladro, sin siquiera incorporarse, seguía fumando. – ¿Qué quieres – dijo al mozalbete desaliñado.
– Ahí lo buscan señor –
– ¿Quién es?, si es el comandante, dale lo que pida y que se largue –
– No, es una señora, dice que lo conoce –
Tuvo la esperanza, presentimiento, de que fuera ella, bajo rápidamente, no se había equivocado, la miro detenidamente, el cabello sobre la mejilla, el pantalón ajustado, el rostro pálido, la nariz afilada, se acercó.
– Creo que fui descortés con usted ayer – Dijo él, ella le sostuvo la mirada, los meseros, los músicos, fingiendo estar desatentos mientras afinaban sus guitarras, la miraban
– Supongo que ya sabe a que vine – dijo serena, fríamente,
– Sí, lo sé, pero no necesito ninguna cantante.
– Yo no dije que la necesitara, solo le pedí trabajo.
– Y si no se me da la gana contratarla – Prendió un cigarrillo y se sentó sobre una silla, extendió los pies cruzados sobre la mesa, la desafiaba, nadie venia a decirle a Alfredo Cabral que hacer.
– Pues ya dirá – dio media vuelta y camino
– Espere – dijo él y se paro, la tomó del brazo y la miro a los ojos – Puede empezar hoy mismo – Arrojó la colilla del cigarro a sus pies y salió.
Sentado allí Juan Carlos recordó aquellos días, deseando que ella los recordara del mismo modo, Cabral, desde otra mesa, lo miro de reojo, levanto el cigarro humeante a modo de saludo, las ultimas notas de la canción se extinguían suaves en la voz entallada en el vestido blanco de lentejuelas, aplausos, Juan Carlos apuró el trago, Salome había dejado el escenario.
Recuentos XVI
Yo no sé como es que debo amarte,
busco dentro de estas grietas-paredes
y no encuentro el odio necesario para pensarte,
ya todo lo ganó la soledad.
Se llevó cada rincón
cada anhelo de las tardes,
y el dolor y tu sonrisa
y tu voz y esa mirada pérdida en la noche
que solo yo conocía.
No sé como empezar en este mundo vacío.
Nos separa el desierto árido y solo
de las cosas que ya no tienen nombre.
Si te pido que me rescates,
tendrías que excavar esta tumba,
sacar estos huesos pálidos,
construirme con barro y llorar toda la vida,
porque no hay mas esperanza,
porque aquí no se acabo el mundo,
sino yo,
yo que en otro tiempo caminaba sobre tus alas.
busco dentro de estas grietas-paredes
y no encuentro el odio necesario para pensarte,
ya todo lo ganó la soledad.
Se llevó cada rincón
cada anhelo de las tardes,
y el dolor y tu sonrisa
y tu voz y esa mirada pérdida en la noche
que solo yo conocía.
No sé como empezar en este mundo vacío.
Nos separa el desierto árido y solo
de las cosas que ya no tienen nombre.
Si te pido que me rescates,
tendrías que excavar esta tumba,
sacar estos huesos pálidos,
construirme con barro y llorar toda la vida,
porque no hay mas esperanza,
porque aquí no se acabo el mundo,
sino yo,
yo que en otro tiempo caminaba sobre tus alas.
jueves, mayo 26, 2005
Dias extraños
Han sido dias extraños, mucho trabajo: tuve que levantar mi nuevo servidor (HP Proliant 3.06Ghz, 1Gb de RAM, 2 Tarjetas SCSI) :D dos veces!!!, el pinche puerto 80 no salia, eso sin mencionar que por mas que lo intentaba lo pinches repositorios de Ubuntu no conectaban por culpa del proxy, pero bueno, el trabajo siempre es así. Ahora se acerca el fin del semestre (octavo, quién pudiera decirlo no?) y empiezo a sentir esa presión de querer "panzar" las materias a como de lugar, despues de que todo el pinche semestre me la pase sin entrar a clases, digo, las chelas con la banda pistera de la FEFA (Federación de estudiantes de la fila de atras) han sido espectaculares este semestre, pero cuando estas a un semestre de terminar tu carrera lo unico que quieres es pasar. Recuerdo los primeros 6 semestres donde menos de 9 era insulto, ahora si los profesores me ofrecen 6 me cae que hasta las chelas les invito, pero en fin, supongo que de aqui al 17 de junio no voy a dormir.
Por otra parte el sábado fuimos a una visita a la cerveceria Cuauhtemoc Moctezuma en Toluca y y todo estuvo bastante chido, sobre todo la degustacion que amablemente ofrecen, ha sido una de las mejores cervezas que he probado. De alli nos fuimos a la marqueza y la peda siguió 13 six de Corona jajajajaja. el buen iekc ha puesto algunas imagenes del evento en su blog.
También fuí a ver el episodio III y en definitiva es EL episodio, creo que como fan de Star Wars no he sido decepcionado, aunque claro está que uno no puede evitar comparar al señor Bush con Darth Sidiuos.
Bueno, pues eso es todo, supongo que estare ausente por cuestiones escolares.
Por otra parte el sábado fuimos a una visita a la cerveceria Cuauhtemoc Moctezuma en Toluca y y todo estuvo bastante chido, sobre todo la degustacion que amablemente ofrecen, ha sido una de las mejores cervezas que he probado. De alli nos fuimos a la marqueza y la peda siguió 13 six de Corona jajajajaja. el buen iekc ha puesto algunas imagenes del evento en su blog.
También fuí a ver el episodio III y en definitiva es EL episodio, creo que como fan de Star Wars no he sido decepcionado, aunque claro está que uno no puede evitar comparar al señor Bush con Darth Sidiuos.
Bueno, pues eso es todo, supongo que estare ausente por cuestiones escolares.
viernes, mayo 20, 2005
Hoy soñé contigo
No sabes que trabajo me cuesta escribrite esto. Tampoco lo sabes, pero me prometí tratar de no escribirte, como si eso pudiera ayudar un poco a olvidar todos los errores que he cometido contigo, todo lo que ha pasado y que aún me duele. Ese alejamiento del que hablabamos el otro día, pienso que es el precio inevitable de mis actos, de como ese mundo se derrumbo y esto que me queda no son mas que ruinas. Te extraño Ivonne, extraño tener la confianza necesaria para pedirte que vayas al cine conmigo y digas si, extraño que ya no dejes tu mano entre la mia, cuando mi mano busca la tuya. Pero así son las cosas, esto era inevitable. Además, tienes tu propia guerra, esa que alguna vez creí poder compartir contigo pero, después de todo, es uno solo quien lucha su propia guerra.
Todo ha cambiado. Cada vez que te veía, no podía evitar esa sensacion de creer que algo oculto, profundo y misterioso se escondia detras de tus ojos. Pero ahora sé que nunca te conocí, que eres una desconcoida en muchos aspectos, y que quizá, ya no haya tiempo de enmendar ese error. Pero no te escribo para que esto suene a una suplica o un reproche, hace ya algun tiempo que supe que casi nada de lo que te diga o haga, puede lastimarme.
¿Sabes también que extraño?. Tus cartas donde siempre me preguntabas que cosas pasaban por mi corazón y mi mente, y que yo nunca te dije, porque como hoy, no permito que nadie entre. Pero ya mucho de esto no importa sabes, creo que, de algún modo, estamos juntos, y tu estas alli y yo estoy aquí y las cosas no pueden ser diferentes (aunque como quisiera que lo fueran).
Pero a pesar de mi mismo (de mis errores, de mis defectos, de todo lo malo que hay en mi), debes saber que te quiero, que quiero que seas inmensamente feliz, que por fin termines con tus demonios, que sepas que en verdad, con todo mi corazón y mi alma, te quiero. En todos los aspectos, has sido, eres y espero que lo sigas siendo, mi mejor amiga, y te juro que con todo lo bueno y lo malo no cambiaria nada de lo que hemos pasdo juntos.
Bueno, existe otra razón por la que te escribo (quizá sólo debia decirte esto). Hoy soñé contigo, fue un sueño triste, de repente estabamos caminando por algun lugar onde habia gente, algo asi como un centro comercial, tu entrabas a un local y de pronto te rodeaban personas, te acostabas sobre una alfombra y era muy feliz, reias como nunca te habia visto reir, el estar con esas personas te hacía feliz, de pronto, esas personas sostenian la alfombra y te suspendias en el aire, volabas sobre la alfombra. Lo siguiente que recuerdo, es que tu y yo estabamos sobre unas montañas, tan altas que las nubes cubrian el abismo, todo estaba rodeado de nubes. Entonces me pedias que no dijera nada, que no tenia caso, que a larga solo terminariamos lastimados, entonces ambos llorabamos y lo unico que yo podia decite era "Yo no puedo hacer que vueles sobre una alfombra, pero puedo regalarte estas nubes" y entonces desperté.
Todo ha cambiado. Cada vez que te veía, no podía evitar esa sensacion de creer que algo oculto, profundo y misterioso se escondia detras de tus ojos. Pero ahora sé que nunca te conocí, que eres una desconcoida en muchos aspectos, y que quizá, ya no haya tiempo de enmendar ese error. Pero no te escribo para que esto suene a una suplica o un reproche, hace ya algun tiempo que supe que casi nada de lo que te diga o haga, puede lastimarme.
¿Sabes también que extraño?. Tus cartas donde siempre me preguntabas que cosas pasaban por mi corazón y mi mente, y que yo nunca te dije, porque como hoy, no permito que nadie entre. Pero ya mucho de esto no importa sabes, creo que, de algún modo, estamos juntos, y tu estas alli y yo estoy aquí y las cosas no pueden ser diferentes (aunque como quisiera que lo fueran).
Pero a pesar de mi mismo (de mis errores, de mis defectos, de todo lo malo que hay en mi), debes saber que te quiero, que quiero que seas inmensamente feliz, que por fin termines con tus demonios, que sepas que en verdad, con todo mi corazón y mi alma, te quiero. En todos los aspectos, has sido, eres y espero que lo sigas siendo, mi mejor amiga, y te juro que con todo lo bueno y lo malo no cambiaria nada de lo que hemos pasdo juntos.
Bueno, existe otra razón por la que te escribo (quizá sólo debia decirte esto). Hoy soñé contigo, fue un sueño triste, de repente estabamos caminando por algun lugar onde habia gente, algo asi como un centro comercial, tu entrabas a un local y de pronto te rodeaban personas, te acostabas sobre una alfombra y era muy feliz, reias como nunca te habia visto reir, el estar con esas personas te hacía feliz, de pronto, esas personas sostenian la alfombra y te suspendias en el aire, volabas sobre la alfombra. Lo siguiente que recuerdo, es que tu y yo estabamos sobre unas montañas, tan altas que las nubes cubrian el abismo, todo estaba rodeado de nubes. Entonces me pedias que no dijera nada, que no tenia caso, que a larga solo terminariamos lastimados, entonces ambos llorabamos y lo unico que yo podia decite era "Yo no puedo hacer que vueles sobre una alfombra, pero puedo regalarte estas nubes" y entonces desperté.
sábado, mayo 14, 2005
Intelectuales.
Bueno, resulta que ayer por la madrugada estaba releyendo ese cuento de Bukowski donde establece la diferencia entre un cobarde y un desesperado. Yo nunca he sido un desesperado, como Sosa (interminablemente) o Manuel (a ratos), pero también sé que no soy un cobarde, entonces.... Digo, "Los hombres se hacen intelectuales porque son cobardes, no desesperados". En resumen, ser "intelectual" es ser cobarde y pendejo, todo al mismo tiempo.
También yo, me espanto de mi mismo.
martes, mayo 03, 2005
jueves, abril 28, 2005
"No pasa un día sin que".
Como escribí en el comment del maese Sosa y parafraseando a Borges, voy a defender esta causa pérdida, que a su vez me permito extender a cualquiera que de un poco de letras asuma su responsabilidad, aunque me gustaría que Melody o Häny lo aceptaran. Así pues, se trata de escribir un post que empiece diciendo "No pasa un día sin que"
_______________________________
No pasa un día sin que termine diciendo estas mismas palabras, sin que esta miseria no carcoma los rincones de tu desnuda memoria, no pasa un día, ni siquiera un instante sin que todas las cosas, todos los nombres, todos los huecos y lugares me duelan, con ese dolor ciego y esa rabia moribunda, este no saber cómo es que estoy aquí. No termino de recordar todos los momentos que justifican esta adicción a tu recuerdo, este intent0, mal logrado, de odiarte y olvidarte, como si odiandome a mi mismo pudiera, por fin, dejar de escribir siempre lo mismo.
No pasa un dia, desde hace tanto, sin que me despierte pronunciando tu nombre, Ivonne. Sin que trate de hallar el método que justifique tu sonrisa. No pasa un día sin que renuncie a ti, sin que me acabe la cajetilla de cigarros, porque quiero morirme a seguir viviendo en este mundo donde estás tú. Todos los días pasa siempre lo mismo, esta ciudad de sombras, ese muro donde termina mi voz, del otro lado, al día siguiente, cual quier día, no termina sin que me arrepienta de lo que pudo ser.
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No pasa un día sin que termine diciendo estas mismas palabras, sin que esta miseria no carcoma los rincones de tu desnuda memoria, no pasa un día, ni siquiera un instante sin que todas las cosas, todos los nombres, todos los huecos y lugares me duelan, con ese dolor ciego y esa rabia moribunda, este no saber cómo es que estoy aquí. No termino de recordar todos los momentos que justifican esta adicción a tu recuerdo, este intent0, mal logrado, de odiarte y olvidarte, como si odiandome a mi mismo pudiera, por fin, dejar de escribir siempre lo mismo.
No pasa un dia, desde hace tanto, sin que me despierte pronunciando tu nombre, Ivonne. Sin que trate de hallar el método que justifique tu sonrisa. No pasa un día sin que renuncie a ti, sin que me acabe la cajetilla de cigarros, porque quiero morirme a seguir viviendo en este mundo donde estás tú. Todos los días pasa siempre lo mismo, esta ciudad de sombras, ese muro donde termina mi voz, del otro lado, al día siguiente, cual quier día, no termina sin que me arrepienta de lo que pudo ser.
Lista de los agravios
Bueno, en realidad pensé en intitular a este post "El recuento de los daños" pero eso es nombre de una canción de Gloria Trevi, así que me fusile el presente de un comentario, que viene muy al caso, de Paco Ignacio Taibo II en una entrevista hoy por la mañana con Victor Trujillo.
Bueno, el caso es que ya llevaba yo varios días tratadno de hilar, o tejer este post, puesto que suelo no hacer comentarios sobre política ni religión, ni ninguna de esas cosas, pero la neta es que estoy en el límite de la indignación, como muchos mexicanos, asi pues, aqui va mi lista de los agravios.
1.- Los sintomas o de como no pasa nada.
Por allá de 1994 Empezaron a surgir una serie de sintomas diarréicos, de los cuales nadie se dio cuenta y ahora nadie se acuerda, pero que fueron el principio de una de las devacles mas estrepitosas de nuestro país. ¿Se acuerdan del chupacabras?,¿del asesinato de Colosio?,¿del de Ruíz Massieu?, ¿De cómo los mayores hablabán de la posible reelección de Salinas?,¿De como los bancos prestaban a diestra y siniestra? y por supuesto, ¿se acuerdan de aquel primero de enero del 94, cuando el EZLN hizó su aparición? bueno, pues todos estabamos sumergidos en una especie de sueño, nunca nadie se dío cuenta de los sintomas, pues viviamos en el país del no pasa nada,¿cómo es posible que no nos dieramos cuenta de lo que se venia?, Cuando empezamos a soltar pedos es que nos va a dar chorrillo.
2.- El ministro incomodo o los muertos de Acteal
Yo supongo que todos recuerdan al primer secretario de gobernación en el sexenio de Zedillo, pues claro, es el mismo que hoy encabeza la bancada priista en la Camara de Diputados: "Emilio Chauffet, el mismo que se vió involucrado en aquel caso de la matanza de Acteal, pero al que nunca le impuaron nada (¿que raro no?), el mismo que hoy funge como brazo político de Roberto Madrazo en el caso del desafuero. Eso es una burla, quiere decir que no podemos permitir que un cabron abra una calle (y conste que no estoy a favor ni en contra de AMLO) pero si podemos permitir que un asesino coordine la bancada de un partido en el poder que supuestamente nos representa, A MI NO ME REPRESENTAN ASESINOS.
3.- Error de diciembre: Usted Disculpe
Esta si fue una mentada de madre, ahora resulta con que todos sabian, pero que nadie sabia y que así en un par de horas los empresarios y banqueros no nos hicieron pobres, sino miserables. Usted disculpe
4.- Fobaproa: Y yo que pensaba no tener hijos.
Si el de diciembre fue un error, no quiero saber que chingados fue eso del fobaproa, que por cierto está muy de moda. Digo, este es uno de los capitulos más indignantes de nuestra historia, ahora resulta que mis nietos deben treinta mil pesos, y yo que pensaba no tener hijos. Cualquiera con cerebro dentro del craneo está conciente que en aquellas horas de incertidumbre había que hacer algo con los bancos o las cosas se iban a poner peor (pero que qué), pero eso de cien mil millones de pesos, osease 100,000,000,000.00 (mas intereses y esas cosas) para que quede claro, eso si es no tener madre, ahora me explico porque el pinche gas, la gasolina y la luz me salen tan caros, porque no hay medicinas en los hospitales públicos, etc. Pero eso si, no olvidemos aquella celebre frase "Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear". Que chinguen a su madre.
5.- !Piporro!, !Piporro!, !Piporro!.
Hay unos que tienen poca, pero este no tiene, y claro que estoy hablando de la madre, Este güey no hizo nada por la ciudad... a ver, sí, dejenme recuerdo, los ambulantes, las mafias del metro, el endeudamiento más grande de esta ciudad, los desvios de cuatrosciendos veinte millones de pesos, aquel estacionamiento de la calle de morelos que costo un ojo de la cara y del cual misteriosamente es dueño, y eso que no he dicho su nombre. Luego la pantomima esa de su extradición de nicaragua y que a fin de cuentas termina siendo secretario de turismo de no sé que estado de la repubilca. !Ah! si, estoy hablando de Oscar Espinoza Villareal
6.- Bejarano: Lo mismo, pero sin clase.
Aqui se cuecen de todos, este es lo mismo que los otros, pero carece de imaginación, pues en lugar de ir a depositar su dinero Suiza, el muy cabrón se lo lleva en efectivo y con todo y ligas, creo que eso de las ligas va a ser algo que no se nos va a olvidar (eso espero), esto demuestra una vez más, la sabiduria de mi abuelita: "En todos lados se cuecen habas"
7.- Raúl Salinas:
Este pendejo casi se los lleva a todos, de no ser por su hermano, casi lo logra. Entre sus mas grandes logros destacan: Quebrar CONASUPO y todas sus subsidirarias, lo de la leche contaminada, asesinar a su sirvienta (Excelsior, 18 de Diciembre de 1951, 1 primera plana), y claro, ser el autor intelectual del asesinato de Ruíz Massieu, Lavado de dinero (nada más 300 millones de dolares en suiza, pinches suizos no quieren devolver el varo),en fin este casi les gana a todos.
Bueno, creo que hasta aqui es suficiente, la neta es que me encabrona tener que escribir sobre estos hijos de la chingada y este post ya se ha alargado demasiado, estos son sólo algunos de lo que recuerdo en el casi cuarto de siglo que llevo con vida, faltan otros anteriores y los peces menos gordos pero no por eso menos desgraciados, bueno, voy a incluir la lista de los nombres por si alguien quiere colaborar con las hazañas de cada uno:
José Cordoba Montoya
Elba Esther Gordillo
Carlos Salinas
Ernesto Zedillo
Carlos Romero (el del Pemexgate)
Rosario Robles
El niño verde (no sé como chingaos se llama ese pendejo)
José Angel Gurria
Camacho Solís
Genaro Borrego (Este fue director del IMSS)
Diego Fernández (Pinches terrenos de acapulco estan poca madre)
Sergio Estrada Cajigal
Dolores Padierna
Jaime Serra Puche
Roberto Hernández (Banamex)
Ricardo Salina PLiego
etc.
Bueno, el caso es que ya llevaba yo varios días tratadno de hilar, o tejer este post, puesto que suelo no hacer comentarios sobre política ni religión, ni ninguna de esas cosas, pero la neta es que estoy en el límite de la indignación, como muchos mexicanos, asi pues, aqui va mi lista de los agravios.
México: Un país sin Memoria.
Estoy convencido de que el mayor problema de México es que no existe una memoria colectiva de los hechos, pero sobre todo, de los hechos que le han significado a este país veinticuatro años (que son los que yo tengo de vida y me constan) de miseria, corrupción, injusticia, etc. No sé en que consista, o cual es la causa, de esta amnesia colectiva, pero realmente a los mexicanos se nos olvidan las acciones realizadas por aquellos que sostienen el poder en este país, supongo que mucha responsabilidad recae en cosas como el "Big Brother" o "La Academia" u "Otro Rollo" digo, eso es solo una pequeña parte, la otra, la más grave, es la indiferencia que tenemos ante los problemas de los demás, porque aqui en chilangolandia, como quiera que sea, tenemos todo (b asta ir a la central de abastos, el agua, los hospitales, escuelas, todo está aqui), pero basta ir a las zonas aledañas a la ciudad y entonces si se pone cabrona la cosa, pero eso creo que ya todos lo sabemos, lo que quiero pedir aquí (si es que algo puede pedirse), es que no se nos olvide, que no perdamos la memoria de los hechos, porque (y aquí va una de esas frases de amestro de historia), si se nos olvidan, estamos condenados a repetirlos, asi pues, para todos aquellos que han olvidado porque este país está como está, me voy a permitir refrescarsela, la memoria, claro está.1.- Los sintomas o de como no pasa nada.
Por allá de 1994 Empezaron a surgir una serie de sintomas diarréicos, de los cuales nadie se dio cuenta y ahora nadie se acuerda, pero que fueron el principio de una de las devacles mas estrepitosas de nuestro país. ¿Se acuerdan del chupacabras?,¿del asesinato de Colosio?,¿del de Ruíz Massieu?, ¿De cómo los mayores hablabán de la posible reelección de Salinas?,¿De como los bancos prestaban a diestra y siniestra? y por supuesto, ¿se acuerdan de aquel primero de enero del 94, cuando el EZLN hizó su aparición? bueno, pues todos estabamos sumergidos en una especie de sueño, nunca nadie se dío cuenta de los sintomas, pues viviamos en el país del no pasa nada,¿cómo es posible que no nos dieramos cuenta de lo que se venia?, Cuando empezamos a soltar pedos es que nos va a dar chorrillo.
2.- El ministro incomodo o los muertos de Acteal
Yo supongo que todos recuerdan al primer secretario de gobernación en el sexenio de Zedillo, pues claro, es el mismo que hoy encabeza la bancada priista en la Camara de Diputados: "Emilio Chauffet, el mismo que se vió involucrado en aquel caso de la matanza de Acteal, pero al que nunca le impuaron nada (¿que raro no?), el mismo que hoy funge como brazo político de Roberto Madrazo en el caso del desafuero. Eso es una burla, quiere decir que no podemos permitir que un cabron abra una calle (y conste que no estoy a favor ni en contra de AMLO) pero si podemos permitir que un asesino coordine la bancada de un partido en el poder que supuestamente nos representa, A MI NO ME REPRESENTAN ASESINOS.
3.- Error de diciembre: Usted Disculpe
Esta si fue una mentada de madre, ahora resulta con que todos sabian, pero que nadie sabia y que así en un par de horas los empresarios y banqueros no nos hicieron pobres, sino miserables. Usted disculpe
4.- Fobaproa: Y yo que pensaba no tener hijos.
Si el de diciembre fue un error, no quiero saber que chingados fue eso del fobaproa, que por cierto está muy de moda. Digo, este es uno de los capitulos más indignantes de nuestra historia, ahora resulta que mis nietos deben treinta mil pesos, y yo que pensaba no tener hijos. Cualquiera con cerebro dentro del craneo está conciente que en aquellas horas de incertidumbre había que hacer algo con los bancos o las cosas se iban a poner peor (pero que qué), pero eso de cien mil millones de pesos, osease 100,000,000,000.00 (mas intereses y esas cosas) para que quede claro, eso si es no tener madre, ahora me explico porque el pinche gas, la gasolina y la luz me salen tan caros, porque no hay medicinas en los hospitales públicos, etc. Pero eso si, no olvidemos aquella celebre frase "Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear". Que chinguen a su madre.
5.- !Piporro!, !Piporro!, !Piporro!.
Hay unos que tienen poca, pero este no tiene, y claro que estoy hablando de la madre, Este güey no hizo nada por la ciudad... a ver, sí, dejenme recuerdo, los ambulantes, las mafias del metro, el endeudamiento más grande de esta ciudad, los desvios de cuatrosciendos veinte millones de pesos, aquel estacionamiento de la calle de morelos que costo un ojo de la cara y del cual misteriosamente es dueño, y eso que no he dicho su nombre. Luego la pantomima esa de su extradición de nicaragua y que a fin de cuentas termina siendo secretario de turismo de no sé que estado de la repubilca. !Ah! si, estoy hablando de Oscar Espinoza Villareal
6.- Bejarano: Lo mismo, pero sin clase.
Aqui se cuecen de todos, este es lo mismo que los otros, pero carece de imaginación, pues en lugar de ir a depositar su dinero Suiza, el muy cabrón se lo lleva en efectivo y con todo y ligas, creo que eso de las ligas va a ser algo que no se nos va a olvidar (eso espero), esto demuestra una vez más, la sabiduria de mi abuelita: "En todos lados se cuecen habas"
7.- Raúl Salinas:
Este pendejo casi se los lleva a todos, de no ser por su hermano, casi lo logra. Entre sus mas grandes logros destacan: Quebrar CONASUPO y todas sus subsidirarias, lo de la leche contaminada, asesinar a su sirvienta (Excelsior, 18 de Diciembre de 1951, 1 primera plana), y claro, ser el autor intelectual del asesinato de Ruíz Massieu, Lavado de dinero (nada más 300 millones de dolares en suiza, pinches suizos no quieren devolver el varo),en fin este casi les gana a todos.
Bueno, creo que hasta aqui es suficiente, la neta es que me encabrona tener que escribir sobre estos hijos de la chingada y este post ya se ha alargado demasiado, estos son sólo algunos de lo que recuerdo en el casi cuarto de siglo que llevo con vida, faltan otros anteriores y los peces menos gordos pero no por eso menos desgraciados, bueno, voy a incluir la lista de los nombres por si alguien quiere colaborar con las hazañas de cada uno:
José Cordoba Montoya
Elba Esther Gordillo
Carlos Salinas
Ernesto Zedillo
Carlos Romero (el del Pemexgate)
Rosario Robles
El niño verde (no sé como chingaos se llama ese pendejo)
José Angel Gurria
Camacho Solís
Genaro Borrego (Este fue director del IMSS)
Diego Fernández (Pinches terrenos de acapulco estan poca madre)
Sergio Estrada Cajigal
Dolores Padierna
Jaime Serra Puche
Roberto Hernández (Banamex)
Ricardo Salina PLiego
etc.
miércoles, abril 27, 2005
Pretextos
Hace unos días una persona (no me gusta decir bloggernauta ó habitante de la blogesfera o términos así por el estilo), dejó un comentario (cosa que agradezco mucho) y eso, de algun modo, me ha hecho escribir estos dos post, el anterior y este. Me refiero a la responsabilidad de escribir lo que escribo en lugares públicos, o mejor dicho, de acceso público, nunca he sido muy dado a contestar comentarios ni cosas por el estilo, siempre he creido que esto que escribo es sólo para mi, y en cierto modo para ella. Pero supongo que también tengo cierta responsabilidad con las personas que amablemente invierten su tiempo en leer las incoherencias que escribo (aunque no sé por qué lo harían), asi pues, y respondiendo a Hanny, prometo escribir mas seguido, y tratar de contestar los comentarios.
De vuelta
Cuando uno dice "estoy de vuelta", es porque fue a alguna parte, porque se ausento del sitio donde comunmente se desenvuelven sus actos, como cuando vas al trabajo y regresas a casa y le dices a tu famila "ya regresé" y entonces ese pequeño espacio que ocupas dentro del corazón de esas personas se ilumina, porque de un modo, saben que estás con ellos, que la incertidumbre y la ausencia ha acabado, aunque sea por unas horas. Y te puedes sentar a cenar o a ver la televisión y rascarle la panza a tu perro o contar esa serie de pequeños actos cotidianos que, a fin de cuentas, son los que tejen eso que llamamos vida. O cuando te vas de viaje por un largo o mediano tiempo y de regreso te encuentras con una fiesta, no con globos o pastel, sino con los ojos de ella o el abrazo de tu mejor amigo y las calles de la ciudad que parecen ser las mismas pero que son otras. Entonces la ausencia ha terminado. Has regresado a donde realmente perteneces.
Bueno, yo también estoy de regreso, a este mundo de sombras, a esta ausencia y soledad, a este lugar de silencios, aquello, fue sólo un espejismo, siempre creí que esta inmensa tristeza, esos sollozos en la noche, eran mis periodos de ausencia. Siempre creí que cuanto ella tomaba mi mano o sonreia, yo estaba de regreso, pero no, cuando yo me alejaba de este mundo, de mi, y por fin podía alcanzarla, en realidad solo me estaba ausentando. Y ahora que estoy aquí, sin ella, y completamente triste, sé que en verdad he regresado, que nunca me fuí, que este es mi reino.
Bueno, yo también estoy de regreso, a este mundo de sombras, a esta ausencia y soledad, a este lugar de silencios, aquello, fue sólo un espejismo, siempre creí que esta inmensa tristeza, esos sollozos en la noche, eran mis periodos de ausencia. Siempre creí que cuanto ella tomaba mi mano o sonreia, yo estaba de regreso, pero no, cuando yo me alejaba de este mundo, de mi, y por fin podía alcanzarla, en realidad solo me estaba ausentando. Y ahora que estoy aquí, sin ella, y completamente triste, sé que en verdad he regresado, que nunca me fuí, que este es mi reino.
miércoles, marzo 23, 2005
Cartas para Ivonne
Este es el intento de mis letras,
la herida de mi costado,
la sal de mis lágrimas,
mi dolor sin espanto,
humo de cigarro,
barcos de papel sin puerto ni horizonte.
Este soy yo por ti
la herida de mi costado,
la sal de mis lágrimas,
mi dolor sin espanto,
humo de cigarro,
barcos de papel sin puerto ni horizonte.
Este soy yo por ti
Tengo la impresión de que aún debo decirte muchas cosas, pero ya todo, de algún modo, está escrito. Aquí dejo lo que por derecho te pertenece, con todos mis defectos y errores. Este es un vago recuento de los momentos que hemos pasado juntos, algunos buenos, otros malos, pero juntos, no pretendo que esto sea ni el principio ni el final de nada, estamos aquí, y eso es lo único que importa.
Escribí esto para ti, porque a veces no tengo voz para decirte ciertas cosas, estas son solo palabras sin mas intención que decirte lo mucho que significas en mi vida, que eres este presente, que te quiero. Habrá otras palabras, otras cartas, otros lugares, otras batallas para nuestras propias guerras, y espero que como hasta ahora, con nuestras peleas y nuestros encuentros, sigamos juntos.
Este soy yo, con máscaras y sin ellas, soy yo, por ti.
Israel
Escribí esto para ti, porque a veces no tengo voz para decirte ciertas cosas, estas son solo palabras sin mas intención que decirte lo mucho que significas en mi vida, que eres este presente, que te quiero. Habrá otras palabras, otras cartas, otros lugares, otras batallas para nuestras propias guerras, y espero que como hasta ahora, con nuestras peleas y nuestros encuentros, sigamos juntos.
Este soy yo, con máscaras y sin ellas, soy yo, por ti.
Israel
domingo, diciembre 19, 2004
Desde entonces no soy el mismo
Desde que decidí dejar de pronunciar tu nombre.
Desde aquella vez que dijiste no, nunca, no.
Desde que vendiste mis secretos a un culebrero.
No soy el mismo.
Desde el momento en que empecé a odiarte sin razón,
a aborrecer tu voz y tu sonrisa y tu mirada fría y tus manos frías
y toda tu.
Eres Gala muerta
y María a los pies de un crucificado
y Salomé sin la cabeza del bautista
y yo no soy el mismo que se refugiaba en tu regazo.
No sabes cuan poco me importa el mundo,
quisiera poder arrepentirme de esto que digo,
y evitar tu mirada triste
y hacer de cuenta que no existes a las seis de la tarde
y tener que inventarme pretextos
para no decirte cuanto te extraño,
cuanta falta me hace tu mano, aunque sea mentira.
No soy el mismo,
aquel que te imaginaba dormida y desnuda
que sólo soñaba contigo para no perderse.
Dejé de creer en tus palabras
en todas las veces que dijiste
estar solo para mi, cuando yo te necesitara.
Ya estoy demasiado adolorido,
cansado y fastidiado de los reclamos inútiles,
de esa facilidad que tengo para lastimarte.
No soporto más verte llorar de rabia,
y callarme por esa estupida soberbia
por ese altar donde soy dios sin corona
y no escucho tu voz,
porque a fin de cuentas es mi culpa.
No soy el mismo aquel que cada noche buscaba tu refugio,
tu voz y tu cuerpo desconocido y pálido y frío y blanco.
Ya no tengo más ese sueño recurrente de despertar contigo,
en ti, dentro de ti.
No hay culpables,
esta es la renuncia sin gloria de todo lo que tu eres,
no quiero tu consuelo, ni tu voz, ni tus besos imaginarios,
lo único que quiero es olvidarte
Desde aquella vez que dijiste no, nunca, no.
Desde que vendiste mis secretos a un culebrero.
No soy el mismo.
Desde el momento en que empecé a odiarte sin razón,
a aborrecer tu voz y tu sonrisa y tu mirada fría y tus manos frías
y toda tu.
Eres Gala muerta
y María a los pies de un crucificado
y Salomé sin la cabeza del bautista
y yo no soy el mismo que se refugiaba en tu regazo.
No sabes cuan poco me importa el mundo,
quisiera poder arrepentirme de esto que digo,
y evitar tu mirada triste
y hacer de cuenta que no existes a las seis de la tarde
y tener que inventarme pretextos
para no decirte cuanto te extraño,
cuanta falta me hace tu mano, aunque sea mentira.
No soy el mismo,
aquel que te imaginaba dormida y desnuda
que sólo soñaba contigo para no perderse.
Dejé de creer en tus palabras
en todas las veces que dijiste
estar solo para mi, cuando yo te necesitara.
Ya estoy demasiado adolorido,
cansado y fastidiado de los reclamos inútiles,
de esa facilidad que tengo para lastimarte.
No soporto más verte llorar de rabia,
y callarme por esa estupida soberbia
por ese altar donde soy dios sin corona
y no escucho tu voz,
porque a fin de cuentas es mi culpa.
No soy el mismo aquel que cada noche buscaba tu refugio,
tu voz y tu cuerpo desconocido y pálido y frío y blanco.
Ya no tengo más ese sueño recurrente de despertar contigo,
en ti, dentro de ti.
No hay culpables,
esta es la renuncia sin gloria de todo lo que tu eres,
no quiero tu consuelo, ni tu voz, ni tus besos imaginarios,
lo único que quiero es olvidarte
jueves, diciembre 02, 2004
¿Por qué te moriste Sabines?
El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.
Parece que sales y soles,
nosotros y nada...
- J. Sabines -
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.
Parece que sales y soles,
nosotros y nada...
- J. Sabines -
¿Por qué te moriste Jaime?. El día que por la radio anunciaron tu muerte me puse a llorar, y salí a la calle a ver si alguien más sabia que te habías muerto. Te fuiste, con el derecho de tu cansancio, y yo me quedé aquí, como si una parte de mi hubiera enmudencido y muerto también.
Cuando me pongo triste, cómo ahora, porque me duele una mujer, o por las cosas absurdas que dice la gente, o simplemente porque quiero estar triste, me pongo a pensar en ti Jaime, en que a fin de cuentas solo soy un extraño que lee las cosas que a ti también te hacen triste.
¿Por qué te moriste Jaime?. Tus palabras tenian esa sabiduría de de todo sin saberlo nada, pero ya nadie te oye, porque tus palabras eran solo para ti. Estás lejos del olvido, es cierto, pero ya no estás aquí, dejaste ese hueco del silencio y yo sigo triste, porque ni con todas tus palabras ella va a entender que la quiero como la quiero, y yo, me pregunto ¿por qué te moriste Jaime? como si yo también estuviera muerto.
domingo, noviembre 28, 2004
sábado, noviembre 27, 2004
Trato de escribir para mi
Yo quisiera poder escribir esto sin tener que pensar en ti, sin tener que morderme los labios para que no se me salga el llanto y la rabia, sin escribir tu nombre. Yo quisiera que esto no fuera una pérdida. Ojalá no tuviera que aferrarme a la serie de recuerdos inutiles: tu sonrisa bajo la lluvia, tus lágrimas en el café, mi mano entre tu mano la otra noche en que hacía frío.
Es de noche, todas las noches parecen ser la misma, una sola noche larga, fría y perpetua. Se me viene todo de golpe: la culpabilidad de tu ausencia, la soledad de mis manos, y una vez mas giro mi vista para no ver la fotografia de tu recuerdo, para hacer de cuenta que ya no te amo, como si siempre hubiera ido solo por el mundo, caminando como vagabundo sin refugio, como si fueras el recuerdo de alguien mas.
Ya no puedo inventar el mundo, ya no puedo poner en tus manos las cosas del mundo que me duelen para verlas tranformadas por tus ojos y tu voz. Estás parada en ese otro lado inalcanzable y yo esoty aqui, tratando de escribir para mi, tratando de imaginar como sera el mundo en diez o quince años, el mes que viene, mañana.
Busco dentro de mi voz, en mis palabras gastadas y carcomidas por el odio insostenible que poco a poco acaba con mis pulmones, ni yo mismo sé porque escribo esto. Ya no voy a escribir para mendigar tu amor, para vender la poca decencia que tenía y mi dolor, a cambio de tu breve sonrisa, de la espera inutil de una verdad nunca dicha por tus labios.
Trato de escribir para mi, preguntandome quién soy, y la respuesta es siempre la misma derrota de mi soledad que más bien parece autocompasión, y no espero que tu, ni nadie, lo entienda. Yo te di toda la verdad que tenía, todos mis defectos que eran soportables por ti.
Pero ya nada de esto importa, allí te quedas, tú y el mundo que yo no construí. Esta seguirá siendo la guerra inutil de tu olvido, una guerra pérdida, hasta que la decidia del tiempo me haga por fin enterrarte, hasta que todos dejen de llevar sus hipocritas lágrimas a una tumba vacía.
Es de noche, todas las noches parecen ser la misma, una sola noche larga, fría y perpetua. Se me viene todo de golpe: la culpabilidad de tu ausencia, la soledad de mis manos, y una vez mas giro mi vista para no ver la fotografia de tu recuerdo, para hacer de cuenta que ya no te amo, como si siempre hubiera ido solo por el mundo, caminando como vagabundo sin refugio, como si fueras el recuerdo de alguien mas.
Ya no puedo inventar el mundo, ya no puedo poner en tus manos las cosas del mundo que me duelen para verlas tranformadas por tus ojos y tu voz. Estás parada en ese otro lado inalcanzable y yo esoty aqui, tratando de escribir para mi, tratando de imaginar como sera el mundo en diez o quince años, el mes que viene, mañana.
Busco dentro de mi voz, en mis palabras gastadas y carcomidas por el odio insostenible que poco a poco acaba con mis pulmones, ni yo mismo sé porque escribo esto. Ya no voy a escribir para mendigar tu amor, para vender la poca decencia que tenía y mi dolor, a cambio de tu breve sonrisa, de la espera inutil de una verdad nunca dicha por tus labios.
Trato de escribir para mi, preguntandome quién soy, y la respuesta es siempre la misma derrota de mi soledad que más bien parece autocompasión, y no espero que tu, ni nadie, lo entienda. Yo te di toda la verdad que tenía, todos mis defectos que eran soportables por ti.
Pero ya nada de esto importa, allí te quedas, tú y el mundo que yo no construí. Esta seguirá siendo la guerra inutil de tu olvido, una guerra pérdida, hasta que la decidia del tiempo me haga por fin enterrarte, hasta que todos dejen de llevar sus hipocritas lágrimas a una tumba vacía.
domingo, octubre 03, 2004
Yo no sé
Ivonne
Una de las canciones de Silvio dice:
"Te amaré
te amaré junto al viento
te amaré como unico ser.
Te amaré hasta el fin de los tiempos
te amaré, y después, te amaré...."
Yo no sé, como, ni de que manera, ni hasta cuando (quizá ninguna de estas cosas importa), pero voy a seguir amandote, sin razón, ni excusa, sin cambiar nada, del mismo modo en que tengo que olvidarte. Ojalá comprendas lo estoy tratando de decirte.
De un modo u otro voy a borrarte de estas letras, voy a borrarte de mi dolor y de mis lágrimas, porque a fin de cuentas mis lágrimas no valen nada sin tu espalda.
Si me reinvento ten la seguridad de que me voy a reinventar lejos de ti, lejos de todo lo que tu eres, pero no puedo ser otro del que ya soy, no puedo amarte de otro modo, este soy yo. Aquí se acaba la historia (si es que alguna vez comenzó), no voy a morir, ni a vivir por ti, dejo mis letras para aquellos que aún crean en algo, yo dejé de creer en mi.
No impota lo que esto sea, dejo de buscar tus labios, dejo de cambiar al mundo por ti, porque no voy a ir por allí esperando que entiendas como es que te amo, si renuncio a ti, es porque tu has renunciado a mi, porque has preferido el mundo, y yo, no puedo mentirme.
Pero no puedo reprocharte nada, te amo, como nadie jamás te amará, con la valentía (quizá estupidez) de dartelo todo sin pedirte nada, y no, de ningún modo, soy un martir, yo te amo, no me dedico al sufrimiento.
Claro que estoy enojado, por eso mismo, por todo lo que te amo y te seguiré amando, es que te voy a olvidar, porque a partir de ahora sólo podría hacerte daño.
Una de las canciones de Silvio dice:
"Te amaré
te amaré junto al viento
te amaré como unico ser.
Te amaré hasta el fin de los tiempos
te amaré, y después, te amaré...."
Yo no sé, como, ni de que manera, ni hasta cuando (quizá ninguna de estas cosas importa), pero voy a seguir amandote, sin razón, ni excusa, sin cambiar nada, del mismo modo en que tengo que olvidarte. Ojalá comprendas lo estoy tratando de decirte.
De un modo u otro voy a borrarte de estas letras, voy a borrarte de mi dolor y de mis lágrimas, porque a fin de cuentas mis lágrimas no valen nada sin tu espalda.
Si me reinvento ten la seguridad de que me voy a reinventar lejos de ti, lejos de todo lo que tu eres, pero no puedo ser otro del que ya soy, no puedo amarte de otro modo, este soy yo. Aquí se acaba la historia (si es que alguna vez comenzó), no voy a morir, ni a vivir por ti, dejo mis letras para aquellos que aún crean en algo, yo dejé de creer en mi.
No impota lo que esto sea, dejo de buscar tus labios, dejo de cambiar al mundo por ti, porque no voy a ir por allí esperando que entiendas como es que te amo, si renuncio a ti, es porque tu has renunciado a mi, porque has preferido el mundo, y yo, no puedo mentirme.
Pero no puedo reprocharte nada, te amo, como nadie jamás te amará, con la valentía (quizá estupidez) de dartelo todo sin pedirte nada, y no, de ningún modo, soy un martir, yo te amo, no me dedico al sufrimiento.
Claro que estoy enojado, por eso mismo, por todo lo que te amo y te seguiré amando, es que te voy a olvidar, porque a partir de ahora sólo podría hacerte daño.
jueves, septiembre 30, 2004
Más allá de lo que escribo (No puedo escribir)
Ivonne
La noche es fría y lluviosa, como siempre, acabas de partir en el autobús, yo me pregunto qué clase de cosas podría decirte. Ultimamente me es imposible escribir todas las cosas que pienso, como si mis manos se negaran a escribir, como si tus ojos se hubieran cansado ya de leer siempre las mismas palabras, simple y sencillamente no puedo escribir porque mi voz busca tu oído, porque hay cierto tipo de cosas que sólo el sonido puede decir. Yo no puedo retratar el latir de mi pecho cuando mis manos sotienen las tuyas, no puedo escribir tu sonrisa, ni el perfume de tu pelo, ni tu mirada en la noche fría, ni el eco pálido y resonante de tu voz que rompe el viento. Más allá de lo que escribo está ese hueco que mi voz trata de encontrar en tu cuerpo.
Dejo de escribir y empiezo a desentender el mundo, dejo de imaginar el espacio y ya no puedo comprender las manecillas del reloj que marcan las horas, ni los anuncios en las calles, todas las cosas ya no son ni siquiera palabras, me quedo con la mirada fija, como pérdido y flotando en un océano mudo y oscuro, y me quedo sin fuerzas para comprender como es que amanece día tras día, y se me olvida como sostener la pluma y paso horas frente al papel tratando de inventarle nombres a los objetos que se amontonan en mi cabeza, y estoy solo.
De pronto mi voz sabe algo, quizá lo sabe todo, sabe que me haces falta y en la parada del autobús empiezo a repetir tu nombre una y otyra vez como si todas las cosas del mundo se llamaran como tú.
Acabas de partir y todas als cosas empiezan a dolerme de nuevo, ese dolor que ya no puedo vomitar con palabras, ni con lágrimas, y me siento cansado, como ese cansancio de los muertos que sostienen toda la tierra de la tumba, y me arrepiento de la vida, de no quedarme abrazado a ti para que mi voz te diga estas cosas.
Mi voz es sólo un murmullo, como si siempre hubiera estado mudo, mudo a través de mis palabras escritas, y mi espanto es el de mis oídos y el de mi boca que escucha y dice cosas que nunca antes había conocido, como si acabara de conocerte, como si yo mismo acabara de nacer o de abrir los ojos y respirar y sólo te conociera a ti y existira un espacio invisible que solo nos uniera a ti y a mi, y mi voz quisiera decirte todas las cosas que sé de antes, pero mi voz no sabe nada, sólo concoe tu mirada y tu silencio y tu sonrisa y tus lágrimas pero para eso no existen palabras suficientes.
La noche es fría y lluviosa, como siempre, acabas de partir en el autobús, yo me pregunto qué clase de cosas podría decirte. Ultimamente me es imposible escribir todas las cosas que pienso, como si mis manos se negaran a escribir, como si tus ojos se hubieran cansado ya de leer siempre las mismas palabras, simple y sencillamente no puedo escribir porque mi voz busca tu oído, porque hay cierto tipo de cosas que sólo el sonido puede decir. Yo no puedo retratar el latir de mi pecho cuando mis manos sotienen las tuyas, no puedo escribir tu sonrisa, ni el perfume de tu pelo, ni tu mirada en la noche fría, ni el eco pálido y resonante de tu voz que rompe el viento. Más allá de lo que escribo está ese hueco que mi voz trata de encontrar en tu cuerpo.
Dejo de escribir y empiezo a desentender el mundo, dejo de imaginar el espacio y ya no puedo comprender las manecillas del reloj que marcan las horas, ni los anuncios en las calles, todas las cosas ya no son ni siquiera palabras, me quedo con la mirada fija, como pérdido y flotando en un océano mudo y oscuro, y me quedo sin fuerzas para comprender como es que amanece día tras día, y se me olvida como sostener la pluma y paso horas frente al papel tratando de inventarle nombres a los objetos que se amontonan en mi cabeza, y estoy solo.
De pronto mi voz sabe algo, quizá lo sabe todo, sabe que me haces falta y en la parada del autobús empiezo a repetir tu nombre una y otyra vez como si todas las cosas del mundo se llamaran como tú.
Acabas de partir y todas als cosas empiezan a dolerme de nuevo, ese dolor que ya no puedo vomitar con palabras, ni con lágrimas, y me siento cansado, como ese cansancio de los muertos que sostienen toda la tierra de la tumba, y me arrepiento de la vida, de no quedarme abrazado a ti para que mi voz te diga estas cosas.
Mi voz es sólo un murmullo, como si siempre hubiera estado mudo, mudo a través de mis palabras escritas, y mi espanto es el de mis oídos y el de mi boca que escucha y dice cosas que nunca antes había conocido, como si acabara de conocerte, como si yo mismo acabara de nacer o de abrir los ojos y respirar y sólo te conociera a ti y existira un espacio invisible que solo nos uniera a ti y a mi, y mi voz quisiera decirte todas las cosas que sé de antes, pero mi voz no sabe nada, sólo concoe tu mirada y tu silencio y tu sonrisa y tus lágrimas pero para eso no existen palabras suficientes.
domingo, septiembre 12, 2004
Lo dìficil de decirte adios.
Ivonne
Lo díficil de decirte adios es imaginar que puedo perderte, porque este presente existe sólo por ti, creo que cuando somos felices no necesitamos aferrarnos al pasado; y yo Ivonne, soy feliz porque tú eres la razón de esa felicidad, yo no necesito mirar atras para saber quien soy, yo soy por ti, tú llenas todos los momentos del día, todos los instantes en que me siento solo, eres la razón de mis letras, las ganas de mi cuerpo.
He descubierto que a tu lado no puede existir el olvido, los momentos que pasamos juntos no pueden ser parte del pasado, no tengo que preocuparme por olvidarte, eres el presente, mi presente y vivo en ti.
viernes, septiembre 10, 2004
Algo acerca del olvido
Ivonne:
El otro día hablabámos del olvido, del miedo terrible que sgnifica olvidar todo aquello que es importante, de la sola idea de la posibilidad de perderte. He llegado a saber que de ningún modo podría perderte, alguna vez te escribí aquellas líneas:
porque me hace falta tomarte las manos y mirar cómo envejecerá el mundo y nosotros seguiremos siendo los mismos.
Eso significa que todo lo que nos rodea puede cambiar, el mundo entero puede cambiar, menos mi amor por ti, eso nunca podría ser parte del olvido.
Existe aún un problema más grande, el hecho de que yo por ningún mótivo puedo olvidarte y al mismo tiempo tu no estás a mi lado. ¿Entonces qué se supone que debo hacer?. No puedo perderte, no puedo renunciar a lo que más quiero, pero tampoco puedo pedirte que me ames de este modo.
Así que no tengo la menor idea de qué hacer, si renuncio a ti, estaré renunciando a mi mismo, pero no puedo quedarme cruzado de brazos y esperar. Algunas veces simplemente no existe la respuesta.
El otro día hablabámos del olvido, del miedo terrible que sgnifica olvidar todo aquello que es importante, de la sola idea de la posibilidad de perderte. He llegado a saber que de ningún modo podría perderte, alguna vez te escribí aquellas líneas:
porque me hace falta tomarte las manos y mirar cómo envejecerá el mundo y nosotros seguiremos siendo los mismos.
Eso significa que todo lo que nos rodea puede cambiar, el mundo entero puede cambiar, menos mi amor por ti, eso nunca podría ser parte del olvido.
Existe aún un problema más grande, el hecho de que yo por ningún mótivo puedo olvidarte y al mismo tiempo tu no estás a mi lado. ¿Entonces qué se supone que debo hacer?. No puedo perderte, no puedo renunciar a lo que más quiero, pero tampoco puedo pedirte que me ames de este modo.
Así que no tengo la menor idea de qué hacer, si renuncio a ti, estaré renunciando a mi mismo, pero no puedo quedarme cruzado de brazos y esperar. Algunas veces simplemente no existe la respuesta.
viernes, septiembre 03, 2004
Todas las palabras no bastan
Ivonne
Estas sentada a mi lado, después de haberte dicho que todo el mundo no vale la pena sin ti, las clase es aburrida, a veces todas las palabras no bastan, porque de un modo u otro sé que a las diez de la noche te iras y me quedaré solo de nuevo, pero no puedo evitar necesitarte noche tras noche, no puedo eivtar recordar el aroma de tu pelo, el sonido dulce de tu voz y entonces me pregunto ¿hasta cuándo?.
Yo no necesito del mundo para amarte, yo no necesito sueños, ni guerras, ni derrotas, ni anhelos, ni nada que no seas tu. Tampoco necesito mis letras, aunque mis letras son lo unico que tengo para darte.
Tu sigues siendo mi refugio, el lugar secreto donde no necesito las máscaras del mundo, sigues siendo el regazo donde cuelgo mi cansancio, el silencio donde no lloran mis ojos.
Al decirte esto, yo ya he ganado, este es el triunfo sin alardes ni gloria, este es el triunfo de mi amor por ti
Estas sentada a mi lado, después de haberte dicho que todo el mundo no vale la pena sin ti, las clase es aburrida, a veces todas las palabras no bastan, porque de un modo u otro sé que a las diez de la noche te iras y me quedaré solo de nuevo, pero no puedo evitar necesitarte noche tras noche, no puedo eivtar recordar el aroma de tu pelo, el sonido dulce de tu voz y entonces me pregunto ¿hasta cuándo?.
Yo no necesito del mundo para amarte, yo no necesito sueños, ni guerras, ni derrotas, ni anhelos, ni nada que no seas tu. Tampoco necesito mis letras, aunque mis letras son lo unico que tengo para darte.
Tu sigues siendo mi refugio, el lugar secreto donde no necesito las máscaras del mundo, sigues siendo el regazo donde cuelgo mi cansancio, el silencio donde no lloran mis ojos.
Al decirte esto, yo ya he ganado, este es el triunfo sin alardes ni gloria, este es el triunfo de mi amor por ti